En el blog del Proyecto sadía publicaron hace poco la propuesta de que este día 20 de diciembre —fecha en que murió Carl Sagan— sea conocido, entre otro posibles títulos como el Día mundial del escepticismo y contra el avance de las pseudociencias. Se pidió para ello que los interesados dedicaran una entrada en este día para cometar algo al respecto.
Aunque quien esto escribe no es de ninguna manera un especialista, como lo saben los sospechosos habituales, en este humilde blog perdido en el ciberespacio hemos tocado estos temas en más de una ocasión, tanto así que inclusive tenemos una sección dedicada a ello en la que se pueden leer las entradas en las que alegremente nos pitorreamos de las, valga la redundancia, maussanadas de Jaime Maussan; criticamos las burradas de la prensa que sin un ápice de crítica promueven a estos charlatanes; nos lamentamos del avance de las pseudociencias y promovemos, aunque sea modestamente, blogs, videos, artículos, publicaciones y otras iniciativas que sin duda alguna abordan estos temas mucho mejor de lo que se podría hacer por estos lares.
Ahora bien, quizá usted se pregunte por qué vale la pena escribir sobre cosas como platillos voladores, curas milagrosas y demás. ¿Qué daño puede hacer que la gente carezca de sentido crítico ante estas tonterías? ¿Muy su vida, no?
Pues no, al menos no siempre. Déjeme explicárselo de manera un poco más gráfica, digamos. ¿Recuerda esta imagen?:
En efecto, se trata de Baltazar Vilches Hinojosa, Secretario de Seguridad Pública del Estado de Guanajuato, presentando a la prensa el fraudulento "detector molecular" GT200, suerte de varita de zahorí disfrazada de aparato de alta tecnología y con el que se pretende buscar drogas, dinero, cuerpos humanos, armas, municiones y hasta explosivos.
Como lo sabe si es usted uno de los sospechosos habituales o si ha seguido la historia de este sinsentido, los fabricantes y distrubuidores del GT200 —y en su caso, los de sus clones— de manera absolutamente perversa, se han aprovechando del patente —a la luz de las evidencias— analfabetismo científico y carencia de todo sentido crítico de nuestras autoridades (civiles, militares y policiales) para embaucarlas con un rollo mareaperdices plagado de terminología pseudocientífica, vendiéndoles a precio de oro un inútil aparato que de científico tiene lo mismo que, por usar el ejemplo con el que nos pitorreamos en su momento, un muñeco de vudú.
En serio, para el caso es como si hubieran presentado algo como esto:
En efecto, se está utilizando un aparato que tiene las mismas bases científicas que un muñeco de vudú —ninguna— para ¡buscar explosivos!
¿Así que es su vida y pueden hacer lo que quieran con ella? Quizá lo familiares de los policías tailandeses que murieron en octubre y noviembre pasados mientras buscaban explosivos con este aparato no coincidan con esa apreciación.
Sí, las pseudociencias matan. Así de simple.
Por ello es que vale la pena escribir sobre ellas, así sea sobre cosas tan aparentemente inofensivas como la homeopatía o las tonterías de Maussan. Es seguro que la gente que ya se ha dejado lavar el coco por estos charlatanes nos verá como sus enemigos y sin duda alguna hará caso omiso a nuestras críticas, pero uno finalmente no escribe para ellos, sino para quienes aunque rodeados de la abrumadora publicidad, la mala prensa que se limita a repetir los más absurdos desatinos de los magufos y peor, la —por llamarla de alguna manera— oficialización de las pseudociencias más disparatadas, todavía no han caído por completo en sus garras y buscan información crítica al respecto.
No sé si algo de lo que aquí se ha escrito o recomendado ha servido, pero la verdad, me gusta pensar que quizá, he contribuído aunque sea un poco a encender una luz en la oscuridad.
A.T.
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P.D. Gracias a Juan Carlos Bujanda me doy cuenta, un año más tarde, de que el título de esta entrada estaba completamente de cabeza: puse Día mundial contra el escepticismo y el avance de las pseudociencias. Cosas de la dislexia...
1 comentario:
Amigo, tu serie de entradas sobre el detector molecular de los cojones es imperdible. Así que, digo yo, y por la parte que te toca, enhorabuena y gracias por tu esfuerzo en pro del escepticismo.
Saludos cordiales,
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