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miércoles, 30 de abril de 2014

¿El GT200 en el municipio de Solidaridad, Quintana Roo?

Sí, ése parece ser el caso de acuerdo a esta dura nota de Carlos Narváez publicada en NoticiasCN en octubre del año pasado y que yo acabo de descubrir hace apenas unas horas:

"Para finales de 2011, Filiberto Martínez Méndez –el peor presidente municipal de Solidaridad-, anunciaba con “bombos y platillos” la colocación de puestos de control a las entradas y salidas de la ciudad, dotados con tecnología de punta que serían capaces de detectar armas, enervantes y ¡hasta bombas!, con una inversión de 140 millones de pesos."

[...]

"Desde hace más de dos años estos artefactos y los costos de los mismos, se mantienen herméticamente en secreto, ninguna autoridad de la pasada administración dio la cara y se escudaron en que el argumento de que era “información confidencial”.

Sin embargo fuentes cercanas al Cabildo aseguran que el gobierno de Filiberto Martínez, el Enano Farsante, adquirió alrededor de ocho artefactos detectores moleculares que supuestamente localizan drogas, armas y explosivos. Sus creadores lo comercializan con el nombre de GT200; los soldados lo llaman la Ouija del Diablo."

[...]

"Los regidores entrevistados aseguran que Filiberto Martínez, actual diputado local por Tulum y parte de Solidaridad, tenía conocimiento de esa situación [que ya se había publicado en la prensa que el GT200 era una estafa], no obstante adquirió esos artefactos fraudulentos, con altos costos para la seguridad de los Solidarenses."


Creo que, a menos que se emita algún comunicado negando la compra de estas varitas de zahorí,  no es descabellado asumir que el gobierno del municipio de Solidaridad fue una más de las víctimas de Segtec S.A. de C.V., los vendedores del GT200 en México. Siendo así, no puedo sino hacer que hacer notar que estaríamos ante un caso más donde una autoridad, en este caso el mentado Filiberto Martínez, decidió hacer caso omiso a las críticas y compró ocho unidades de esta basura.

Para variar. Sólo para variar.

A.T.

jueves, 10 de abril de 2014

Llegó la hora de limpiar el sensor

Limpiar el sensor. Una frase que, me imagino, le pondrá a más de un dueño de cámara reflex digital los pelos de punta. Como a mí.

Desde diciembre de 2011, que me hice de mi Pentax K-x, había temido este momento. A pesar de seguir las recomendaciones para evitar en la medida de lo posible la entrada de polvo al cambiar de objetivo, sabía que a fin de cuantas esto era algo inevitable. Reacio a tocar el corazón de la cámara, estuve posponiéndolo lo más posible, peléandome cada vez más con el editor de imágenes para tratar de eliminar o al menos disimular las motas de polvo que se iban acumulando, hasta que ya fue, en muchos casos, de plano una misión imposible. Mientras tanto, me puse a investigar qué opciones tenía para limpiarlo y después de sopesar varias, me decidí por una que sin duda, le sonará extraña: cinta adhesiva.

Sí, como lo lee, cinta adhesiva, pero no cualquier cinta, no, debe ser cinta Scotch 810, pues aparentemente no deja residuos de pegamento. Si le interesa saber más o incluso ponerlo en práctica, el proceso así como varias críticas postivas y negativas se pueden ver en este hilo del foro Nikonistas.

Si se pregunta si me funcionó, bueno, véalo usted:








Si bien todavía queda por ahí alguna mota, tomando en cuenta lo sucio que estaba, no me quejo del resultado final. En todo caso, si algo hay que criticar a este sistema son los cinco o seis años de vida que debo haber perdido por el estrés.

Pero bueno, ¿quién quiere vivir para siempre?

A.T.