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miércoles, 25 de agosto de 2010

La prensa mexicana y el GT200: No es miedo, es...

Comentaba en Twitter que me había encontrado este artículo sobre el fraudulento detector molecular GT200. Fue publicado el viernes pasado en el periódico toluquense La Calle. Como es imposible —al menos lo fue para mí— acceder al PDF original y sólo pude leerlo gracias al caché de Google decidí que sería buena idea compartirlo con usted aquí, pero como lo que se puede leer en el caché es un revoltijo total, me propuse armar este rompecabezas y creo que lo conseguí.

Podrá ver que se trata de un texto bastante extenso, pero salvo la primera parte en la que se comentan los supuestos casos de robos e intimidaciones por parte de elementos del Ejército Mexicano durante los allanamientos justificados por el giro de la antena de su varita mágica, el resto es muy malo.

Malo porque se trata de un pastiche de varias notas sobre el tema, incluyendo el patético reportaje de Andrés Becerril que fuera publicado en Excélsior y que no fue sino un escaparate para los vendedores de esta patraña y para uno de sus felices usuarios: la SEDENA, y malo porque a pesar de que se nota de que el autor tuvo acceso a información crítica sobre el GT200, evitó cuestionar su efectividad.

Si tiene ánimo para leerlo completo, podrá darse cuenta de que el autor de este texto (¿Jorge Díaz Navarro?) utilizó información publicada en este humilde blog perdido en el ciberespacio, como la de que los detectores moleculares de Colima son ADE651 y es casi seguro que las mismas notas que copi-pegó las tomó de aquí mismo —por ejemplo la de Becerril ya no está disponible en la Web de Excélsior— pero, como dije, de alguna manera se las arregló para evitar mencionar cualquier crítica sobre el GT200, o que el mismo ADE651 también es usado por el Ejército.

Este artículo refuerza mi sospecha de que la verdadera razón —o al menos, la principal— por la cual la prensa mexicana —con sus muy honrosas excepciones— no se ha mostrado crítica ante este fraude no es tanto el miedo al Ejército o que estén comprados por las autoridades. El autor no se muerde la lengua para criticar las supuestas arbitrariedades cometidas por ellos, pero en cuanto llega al GT200, dobla las manitas y se tranforma en uno más de los pericos que sólo saben repetir —o en este caso, copi-pegar— lo que dicen las autoridades y los vendedores sobre el aparato.

No, no es miedo, es puro y total analfabetismo científico aunado a un principio de autoridad de antología.

Sin más y para el registro, el pastiche referido. Que lo disfrute.

A.T.
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Militares Siembran el Pánico en Todo el sur con la “Ouija del Diablo”

Por Jorge Díaz Navarro [no confirmado] en La Calle, 20 de agosto de 2010.

* Los soldados van completamente encapuchados, para no ser reconocidos como autores de las tropelías, según asumen autoridades municipales, ministeriales y vecinos de la región, se valen de lo que les indica la “Ouija del Diablo”, una pistola molecular que detecta drogas, armas y explosivos

* En México, además de la Secretaría de la Defensa Nacional, que tiene 521 artefactos, y la Secretaría de Marina, que compró 102, las instituciones que cuentan con equipo GT 200 son Pemex Exploración y Producción, con 41; Pemex Gas y Petroquímica básica, diez; Pemex Petroquímica, seis; Administración Portuaria Integral Altamira, dos, y el ISSSTE.


Todos los municipios sureños están siendo visitados por una partida de soldados que llevan indicaciones de recoger cuanta arma de fuego sea detectada a través de un aparato denominado coloquialmente tanto en los medios castrenses, como del propio crimen organizado como la "Quija del Diablo", el cual es un artefacto molecular de fabricación inglesa.

En este espacio, la semana pasada, dimos cuenta de la queja de vecinos de Amatepec y del alcalde, Epímaco Casique Vences, sobre la forma tan arbitraria como proceden los soldados, supuestamente del 19 Regimiento de Caballería Motorizado acantonado en Tenancingo, quienes aprovechan el operativo para cometer actos de pillaje, llevándose –dicen los quejosos- no sólo armas que son tradicionales y necesarias en la comunidades campirana y montañeses, sino también joyas, dinero y otros enseres de valor.

Estos militares que van completamente encapuchados, para no ser reconocidos como autores de las tropelías, según asumen autoridades municipales, ministeriales y vecinos de la región, se valen de lo que les indica la Ouija del Diablo, que lo mismo detecta la pólvora de explosivos que las cajas de cedrillos y por tener tales cajetillas de fósforos muchos vecinos han sufrido la violenta irrupción en sus hogares y pequeños negocios de los encapuchados castrenses.

Lo raro está, advierten otros, que los militares con su detector de armas, explosivos y drogas han pasado junto a lugares en donde todo mundo sabe que hay lo que supuestamente buscan, pero se siguen de largo y no proceden como lo hacen en las casas de cualquier vecino.

O todos coludos, o todos rabones, dicen amatepecos y tlatlayos.

Los soldados confiscadores de armas y drogas han estado ya en los municipios de Tejupilco, Tlatlaya, Amatepec y Luvianos y en los próximos días, de acuerdo a versiones callejeras, estarán en Zacazonapan, Otzoloapan, Valle de Bravo, Villa de Allende y otros.

La madrugada del viernes anterior los encapuchados llegaron a Luvianos supuestamente, según refería el militar que iba al frente de de ellos, en busca de los plagiarios de una señora de nombre María de los Ángeles y de su hijo, quienes según el soldado fueron “levantados” el jueves.

De ese “levantón” ni el ministerio público del lugar, como tampoco la autoridad municipal ni mucho menos los vecinos estaban enterados, de ahí que se presuma que se trató de una “piña” ya sea de los soldados, o de los contrarios a un grupo delictivo que supuestamente pretende reposicionarse en la región.

Tan puede ser así que los encapuchados irrumpieron en varias casas deshabitadas y a las que les destrocaron puertas y ventanas, así como los muebles que aun había en ellas.

Como parte del operativo, la partida militar llegó al palacio municipal y, luego de haberlo rodeado, apuntando sus armas hacia las puertas y ventanas, demandaron la presencia del alcalde, del síndico y de los regidores, quienes no se encontraban, siendo el Secretario del Ayuntamiento, Javier Pérez Arce, quien bajó a recibirlos.

El militar al mando fue invitado a pasar a las oficinas, pero no aceptó. De manera muy altanera el cuico exigía que se le dijera de qué manera la policía municipal estaba colaborando con el ejército y con la PGR para combatir al crimen organizado.

El Secretario del Ayuntamiento comunicó telefónicamente al militar con el síndico, Benito Jaimes Alpizar, quien le dijo que lo que la autoridad federal y estatal ha requerido de la policía municipal ha sido atendido.

Por otra parte, cabe señalar que las acciones del ejército u otras autoridades son de manera sigilosa, pues en realidad tanto los milicios, como la PGR y la PFP, no guardan coordinación alguna con autoridades locales. De que ahí que resulte absurdo se pida informes a las mismas cuando en los hechos las autoridades municipales son marginadas, muy a pesar del discurso presidencial de las últimas fechas que ha estado demandando participación de todos en el combate al crimen organizado.

Se reúnen las cúpulas, pero los acuerdos y estrategias no trascienden hacia la sociedad y a las autoridades municipales, las que desgraciadamente se encuentran en medio de las agresiones tanto del ejército y policías federales, como de los cárteles y sicariatos de la delincuencia organizada.

La gente en general, los organismos de la sociedad, como las iglesias ven bien y saludan el combate al crimen organizado, pero lo que condenan y los indigna es que, bajo ese expediente, soldados y policías agredan, humillen, espanten, amenacen, roben y esquilmen a la sociedad civil, causándole confusión de no saber si los enemigos de la sociedad realmente son los cárteles, o el ejército y policías federales, o más bien ambos, pues están documentados muchos casos de convivencia de la delincuencia y de las fuerzas del orden y de la seguridad.

En cuanto a la “Ouija del Diablo”, le diremos que el general Ricardo Díaz Palacios, del cuerpo de Fuerzas Especiales el Ejército, reveló que dentro la capacitación que reciben los militares de dicho cuerpo, está la de salto con paracaídas, descenso en soga rápida, intervenciones en inmuebles o zonas delincuenciales, rescate de rehenes, manejo de aeronaves y de armamento sofisticado, así como uso de equipos de detección molecular GT-200, utilizados en los puestos de control militar.

El detector Molecular GT 200, también conocido como pistola molecular, explican militares, es un sistema remoto de detección de sustancias tóxicas o enervantes, explosivos, escondidos en seres humanos, productos o tabaco. Pesa 450 gramos y su fuente de energía es la estática que genera el usuario, que debe reunir ciertas caraterísticas, razón por la cual no cualquier militar lo puede emplear, pero es capaz de detctar su objetivo hasta 500 metros de distancias, siempre y cuando no haya viento. Otras informaciones señalan que el GT-200, también conocido por los militares como "Ouija del Diablo", es un invento británico que utiliza el ejército de dicho país desde hace nueve años, el cual fue presentado a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) en el 2008 y ya se ha puesto en funcionamiento en toda la república mexicana.

Recabando información sobre el novedoso aparato, les diremos que en Cosumel durante la entrega-recepción del mando de armas de la Marina, el nuevo comandante del Sector Naval Militar, Carlos Manuel Fernández Monforte Brito, dio a conocer que la Armada de México está poniendo en funcionamiento equipo totalmente moderno, para combatir el tráfico de drogas, pesca ilegal y piratería.

Uno de estos es la pistola GT-200, la cual puede detectar droga que se esté transportando en vehículos en movimiento.

El sistema remoto de detección de sustancias o pistola molecular GT-200, es capaz de descubrir drogas, explosivos, armas de fuego y dinero, desde una distancia de hasta 500 metros, inclusive en vehículos en movimiento.

Por otra parte, la empresa Segtec, comercializadora de la pistola molecular GT 200, aseguró que ésta no presenta ninguna falla; que seguirán importando el instrumento conocido como la Ouija del Diablo desde el Reino Unido; que no tienen ninguna queja de su funcionamiento y que, en todo caso, se trata de una confusión con otro dispositivo, el ADE 651.

Actualmente en México, además de la Secretaría de la Defensa Nacional, que tiene 521 artefactos, y la Secretaría de Marina Armada de México, que compró 102, las instituciones que cuentan con equipo GT 200 son Pemex Exploración y Producción, con 41; Pemex Gas y Petroquímica básica, diez; Pemex Petroquímica, seis; Administración Portuaria Integral Altamira, dos, y el ISSSTE, una, según el Portal de Obligaciones de Transparencia de la Administración Pública Federal.

La primera institución que en México compró el dispositivo no fue la Sedena, sino la Dirección de Pemex Exploración y Producción. El 10 de octubre de 2005 compró seis pistolas GT 200, según el contrato 4120255005, de acuerdo con el portal del Instituto Federal de Acceso a la Información Pública (IFAI).

Ejecutivos de la Segtec que tiene oficinas rn la colonia Del Valle, dijeron que la delincuencia organizadas está muy molesta con la operación del GT200, por razones obvias.

Según los ejecutivos de Segtec, hay una confusión entre el GT 200 y otro equipo parecido, que se llama ADE 651. Su versión es que el ADE 651 falló en Irak, pues no pudo reconocer unas bombas, y que por esa causa murieron muchas personas.

De acuerdo con ellos, fue precisamente ese hecho por el que el gobierno de Reino Unido anunció que no se exportaría más el equipo, pero sólo hacia Irak y Afganistán, pero no hacia México.

Desde hace 14 años existe la pistola GT 200; se puede utilizar con 21 diferentes tarjetas para identificar pólvora, cocaína, metales e incluso una que detecta si una persona utilizó alguna droga; se usa en al menos 30 países, incluido México.

Para realizar en México la primera venta debieron pasar casi dos años de pruebas. 'En 2004 empezamos a promover en México la GT 200; pero para su venta se llevaron un sinfín de pruebas en diferentes regiones del país. Para poder vender el primer equipo pasaron dos años. A partir de ahí se han empezado a adquirir diferentes montos del equipo', indicó el ejecutivo de Segtec.

Otra de las personas que ofrecen la versión de la empresa, una señora, aseguró que en México no se ha hecho una venta sin que se hayan realizado las pruebas correspondientes.

Según los representantes de la empresa creada en 2002, no es fácil operar el GT 200, por lo cual, con la compra de cada equipo se dan instrucciones al personal que la dependencia compradora lo indique. Los cursos constan de jornadas de ocho horas durante tres días. La teoría es muy sencilla, es un diagrama, lo importante es la táctica. El éxito de la operación del equipo es la forma adecuada de utilizarlo, porque si no se usa adecuadamente no da los resultados esperados. Por eso insistimos en que la gente sea capacitada; un operador de GT 200 no puede adiestrar a otro operador. Aclaran, además, que los equipos son de venta exclusiva para el gobierno, por lo que ningún particular puede tener una de estas pistolas moleculares, que tienen un precio de 34 mil 500 dólares, a diferencia de los 60 mil dólares que cuesta el ADE 651, que fue adquirido por el gobierno de Colima.

Nadie ha presentado ninguna queja; el Ejército (mexicano) está muy contento con los resultados, y ellos mismos lo pueden decir, y así se lo dijeron a la gente de la embajada británica aquí, que habían tenido muy buenos resultados con el equipo', dijeron los ejecutivos de Segtec.

La advertencia que la empresa exportadora hace a sus clientes es que la ouija del diablo 'no resuelve el problema, es un auxiliar; nunca hemos dicho que sea el único equipo que deba usarse. Después de la detección se deben usar los protocolos comunes de búsqueda, el GT 200 lo que hace es reducir las áreas de búsqueda, no resuelve el problema."…Y es todo por hoy, después estaremos con ustedes con más de esto y aquello.

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