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lunes, 19 de febrero de 2007

La Facultad de Ciencias Ocultas

A manera de introducción chafita.

Todos los días somos testigos de cómo el pensamiento mágico poco a poco va ganando terreno, de cómo los charlatanes y sus ocurrencias se van colando cada vez más en todos lados.

Y no hablemos de la religión —la madre de todas las supercherías—, que es un lastre del que veo difícil nos podamos librar algún día, sino de las supercherías "menores" que vemos a todas horas en los medios de comunicación como son, por citar sólo a unos pocos, las naves extraterestres en la Tierra, los fantasmas, los adivinos, los magos, etc.

La continua exposición, o mejor dicho, sobre-exposición a estas sandeces, prácticamente todos los días y a todas horas, aunado a la escasa información y educación para poner en duda las afirmaciones fantásticas de estos sujetos ha tenido resultados catastróficos, al grado de que este pensamiento mágico, ha permeado incluso en los lugares más insospechados.

Como la Facultad de Ciencias de la UNAM.

Y las siguientes anécdotas son sólo un pequeño ejemplo de ello.


1) Apaga la luz.

Isabela, ahora una bióloga titulada, defendía hace ya varios años el famoso tema de la oscuridad de los tres días que se avecinaba. La idea era que “según la NASA” —así lo platicaba—, la Tierra estaba próxima a pasar por un cinturón fotónico que iba a provocar que el planeta experimentara por tres días una oscuridad total. Esta amiga decía que por el caos resultante, la civilización actual se colapsaría y en fin, que,para fines prácticos, se iba a acabar el mundo.

Pero ojo, no todos iban a morir, claro que no. Sobrevivirían aquellos que mantuvieran sus chacras alineados, lo que les daría la presencia de espíritu para resistir, “porque tú sabes que la humanidad ha avanzado mucho tecnológicamente, pero espiritualmente no hemos evolucionado, y hace falta que la humanidad sea depurada para poder acceder al siguiente nivel evolutivo”.

Dicho de otra manera, hasta en el fin de los tiempos hay clases.


2) Salucita.

Me comentaba Romualda —ahora una flamante bióloga estudiando el doctorado en España—, que de acuerdo a ciertos estudios se había comprobado que la orina humana tenía propiedades no sólo nutritivas, sino hasta curativas, porque si bien en ella se iban los desechos del cuerpo, también se eliminaban proteínas y otras sustancias que no se habían asimilado en primera instancia, de modo que beberla era más que recomendable.

Esa fue mi introducción a la orinoterapia (ojo, no confundir con la lluvia dorada, que es otra cosa).

Debo confesar que en aquel entonces —estudiante de nuevo ingreso en la Facultad— llegué a pensar que el asunto no era tan descabellado —sí, ríanse— pues como me había dicho que “ciertos estudios habían comprobado”, pensé que quizá había algo detrás de ello. Y es que en efecto, en la orina no sólo van sustancias de desecho sino una buena cantidad de nutrimentos no aprovechados.

Por algunos meses mantuve esta suerte de apertura teórica, hasta que investigando algo más sobre el tema comprobé que esta práctica no sólo no era benéfica en lo absoluto, sino que tenía un potencial dañino nada despreciable. Por no hablar de que era sumamente asquerosa. Los mentados “estudios” no eran por supuesto trabajos serios llevados cabo en laboratorios y publicados en revistas científicas, como inocentemente pensé en su momento, sino meros panfletos “naturistas”, es decir, escritos sin el menor rigor.

Así es, esta científica en ciernes practicaba la orinoterapia. Y casi, casi me atrevería a asegurar que la sigue degustando...

Y por si se lo preguntan, no, nunca me animé ponerla en práctica.


3) El mes de la patria... y otras cosas.

En viejo plan de estudios de biología estaba la materia de geología, que se cursaba en el primer semestre, si mal no recuerdo.

¿Y para qué nos servía? Para nada supongo, ya que Ifigenia —ahora maestra en ciencias por el Instituto de Ecología y profesora en la mentada Facultad—, jura y perjura que los terremotos tienen su propio calendario ya que “siempre tiembla en septiembre”.

¿Tectónica de placas? ¿vulcanismo? Naaa. Septiembre es el mes telúrico.


4) Elevados de espíritu.

Gertrudis, mi entonces profesora de bioquímica —que aquí entre nos tuve que cursar dos veces y que aprobé sólo porque ya no me soportaba—, sostenía que era perfectamente factible que los seres humanos levitaran, ya que era posible que mediante meditación se cambiara la polaridad del campo energético de las personas, “como de hecho, pasa con algunos monjes tibetanos”.

En ese entonces no era famoso Criss Angel, si no, supongo que también hubiera sido un buen ejemplo.


5) Los frijoles y el escapulario redux.

No podemos dejar de mencionar a la amiga que se asustó por la posibilidad de haber sido embrujada, y que relatamos aquí.


6) Esa teorías.

Uno de los pocos cuentos que escribí —en mi fase de escribidor— está inspirado en un hecho real. En una clase donde se trataba la historia de la evolución —o algo así—, una compañera se levantó y dijo algo como “pero la Teoría de la Evolución es sólo eso, una teoría. Y yo, como católica, no puedo aceptarla”.

Algo más al respecto aquí.


7) Ay güera...

La misma compañera en otra ocasión interrumpe al profesor y le suelta de golpe y porrazo algo así: “pero eso de que el hombre proviene del África es una tontería, ¿no? Vamos, míreme”.

Y es que la niña era de piel clara.

Y panista, seguramente.


8) Los pitufos, pitufos son.

Todos sabemos que hay muñecos diabólicos. Quizá algunos de los lectores recuerden la histeria que se sucitó con los pitufos en los años ochenta, cuando la gente decía que los pitufos de peluche se movían, hablabany hasta mataban a las personas.

Oh sí, los pitufos eran satánicos.

Pero un muñeco no tiene que ser un pitufo o Chucky —no, no estoy hablando de la maestra, me temo que eso está más allá del mal más puro— para ser un verdadero muñeco diabólico. Cuando las condiciones son las adecuadas, cualquier muñeco de trapo puede ser mensajero del maligno.

O al menos, de dos amigos cábulas.

Esta anécdota en realidad es del JacKo, así que puedo no ser del todo exacto, pero creo que no me despego mucho de la esencia de la misma.

En un reunión social —léase peda—, el JacKo y otro compa se confabularon para asustar a un tercero. Cada vez que salían al patio a descargar las cervezas, uno de los dos se retrasaba un poco para girar ligeramente la cabeza de uno de los muñecos de la colección que había en la casa, de modo tal que poco a poco mirara en dirección a donde se sentaba la víctima.

Ésta se dio cuenta de que el muñeco en cuestión parecía voltear a su dirección. Al principio apenas perceptiblemente, pero poco a poco parecía que el muñeco lo seguía con la mirada. Entre el mover al muñeco, la sugestión de los amigos del tipo “¡No mames güey, sí te está viendo!” y el alcohol ingerido, llegó un momento en que la víctima casi se negaba a entrar a la casa, presa del miedo.


9) Volare oh oh oh oh.

No estaba seguro si poner o no esta anécdota —que también es del JacKo—, pues creo que es más cómica que otra cosa.

En fin, ahí les va.

En alguna ocasión, varias compañeras estaban jugando en la “fuente del prometeo” cuando una de ellas, que se encontraba a un par de metros del suelo, perdió pie. Tanto ella como al menos una compañera más juran y perjuran que la primera “voló” —hasta aleteando, creo— de modo que no llegó a caer sino digamos, a “aterrizar” con relativa suavidad.

Y no, no era ninguna monja tibetana la chamaca.


10) Lo que no se sabe no hace daño.

La doctora Bernardina —una eminencia en su campo, dicho sea de paso— era una creyente absoluta de los chacras, los campos de energía humanos y un montón de otras cosas del estilo.

Aunque ahora jubilada, en sus tiempos de asesora de tesis solía soltarle unos choros mega-místicos a los estudiantes que acudían a ella para que dirigiera sus trabajos.

Por cierto que cuando se transmitía el programa de radio “Muy Interesante” —un excelente programa de divulgación científica, dicho sea de paso—, de Mauricio-José Schwarz, Mónica Lavín y Mario Méndez Acosta, en alguna ocasión les mandé un correo electrónico comentándoles sobre esta doctora y otro sobre la ya mencionada “oscuridad de los tres días”. Aunque sin mencionar los nombres de las involucradas.

Recuerdo que estos dos casos les causaron bastante malestar a los conductores, especialmente a Mónica —bióloga de formación pero escritora de profesión— más que nada por venir de personas que no sólo había estudiado una carrera científica, sino que se “trabajaban” en la Facultad de Ciencias.

Aunque esto último no era del todo exacto —el asunto de la oscuridad era de una compañera estudiante y lo de los chacras et al era de esta doctora—, en el programa eventualmente se hicieron bolas y mezclaron los dos casos como si fueran de la misma persona. Pero eso es harina de otro costal e irrelevante al final de cuentas. Por cierto, creo que tengo alguna cinta por ahí con algo grabado del programa, junto a —ejem—, audios del programa de Maussan. Si la encuentro, a ver si luego subo algo, nomás como curiosidad.

Lo irónico del asunto es esta doctora fue invitada al programa al menos en una ocasión, pues como ya dije, era un eminencia en su campo y cuando trataron el tema en que ella sobresalía, pues fue la mejor opción.


Unas reflexiones finales.

Aunque no me gradué, considero a la Facultad de Ciencias de la UNAM como mi alma mater. Y debo hacer la aclaración de que a pesar de estos ejemplos la Facultad es, junto con la UNAM toda, un faro de racionalismo en el mar de la ignorancia y la superstición. Y si lospuse, fue para señalar que algo está fallando en la forma en que la ciencia se está enseñando en este país.

Y sin embargo, preocupante como es que el pensamiento mágico esté ganando terreno incluso allí, podría ser peor. Mucho peor.

Veamos por ejemplo el caso de la compañera que se levantó indignadísima por el asunto de la evolución. Es verdad, protestó, pero fue sólo una. El resto no sabía donde meter la cabeza de la pena ajena.

Caso contrario lo que ocurre en otras partes, como nos confesó una ex-compañera de mi viejo empleo, estudiante de biología en una universidad privada en aquel entonces —y ahora flamante ama de casa— cuando le preguntamos algo sobre la Teoría de la Evolución: “es que nosotros no tratamos ese tema en la carrera”.

Y esta es la gran diferencia. Ciencia o supercherías.

Lo maravilloso de la ciencia es que el método científico permite que el conocimiento humano avance a pesar de las creencias extravagantes que pudieran tener quienes se dedican a la investigación. Mientras tu trabajo esté apegado a una metodología que permita contrastar tus afirmaciones, reproducir tus experimentos y verificar tus resultados —entre otras cosas—, no importa que arregles tus chacras, que creas en dioses, que bebas tu orina, que juntes velas para la oscuridad que se avecina y ni siquiera que le temas a los muñecos de peluche.

Muy tu bronca. No pasará de que se te considere una persona crédula —vienen otras palabras a mi mente— y con escasa capacidad de análisis crítico, por decir lo menos.

Entonces, ¿Por qué preocuparse de que el pensamiento mágico esté infiltrándose hasta en lugares que deberían servir como escudo ante esto si el método científico es a prueba de orates?

Porque si bien puede decirse que el método científico es, efectivamenete, a prueba de orates, para que funcione hay que ponerlo en práctica. El problema no es que alguien se beba su orina y al mismo tiempo se dedique a investigar el gen X de la especie Y. El problema de verdad empieza cuando por sus creencias, el científico "crédulo" omite o falsea —inclusive sin percatarse— los datos.

Peor todavía cuando algún fanático —con o sin entrenamiento científico— adquiere una posición de influencia en donde puede imponer a los demás su particular visión de la realidad, ya sea eliminado materias incómodas —como la Teoría de la Evolución en "universidades" católicas—, o adoptando hipótesis que no se sotienen a la luz de la evidencia disponible pero que por determinadas cuestiones ajenas por completo al trabajo científico se imparten como si fueran demostrables.

Y un ejemplo clarísimo de esto son los casos de la homeopatía en el IPN y la energía piramidal en Cuba.

A.T.

2 comentarios:

Oishi dijo...

Las convicciones son más peligrosos enemigos de la verdad que las mentiras.
NIETZSCHE.
...........

Quien Resulte Responsable dijo...

Sin embargo, estará de acuerdo conmigo en que el punto 3 es el que tiene mayor veracidad: Siempre tiembla en septiembre. Exactamente lo mismo sucede en los once meses restantes del año, y me juego el huevo izquierdo a que en este preciso momento, en alguna parte del mundo, también está temblando, aunque sea poquito.

Yo tengo una maestra geóloga que también es propensa al pensamiento mágico, pero aprendí a no hacerle caso en lo que no es de su experiencia.