De acuerdo al contador que hay en la barra lateral derecha de este humilde blog perdido en el ciberespacio, han pasado ya 3000 días desde que José Musse, mi némesis de bolsillo©, para tratar de desacreditar a su seguro servidor, se inventó a un psiquatra para "diagnosticarme" como "loco", basado más que nada en una foto donde según él, tenía un gato en la cabeza. Aparte que el susodicho gato —gata en realidad— no estaba precisamente en la cabeza sino en los hombros, como que no me parece —y por lo visto no estoy solo en esta apreciación— un gran motivo para escandalizarse. Y de hacer un diagnóstico tomándola como base mejor ni hablamos...
3000 días, poco más de ocho años y el bombero más leído en este lado de la galaxia, no ha sido capaz de mostrar una, una sola evidencia de que Ernesto Sandoval Correa no sea una de las muchas mentiras que suele inventarse para impresionar a los incuatos y hacerles creer que es algo más que un bombero retirado con el ego hipertrofiado, o para atacar a quienes de alguna manera lo han contrariado, o como fue en mi caso, por exhibirlo primero como un plagiario, después, una y otra vez, como un mentiroso y un cobarde.
3000 días desde que, con la invención de este psiquiatra fantasma, José Musse comenzara una campaña de calumnias en mi contra —que casi de inmediato incluyó a algunos colegas que tuvieron a bien defenderme en su momento y de quienes me reservo el nombre para no despertar a Google— con una serie de más de 50 notas publicadas en su portal Desastres.org, usando como pretexto una supuesta defensa de otro charlatán: Jaime Parejo, inventor de un sistema de entrenamiento de perros de búsqueda de dudosa, muy dudosa efectividad conocido como método Arcón, y quien comparte con el bombero más influyente, entre otras cosas, un ego desmedido que lo hace proclamarse poco menos que salvador de la humanidad.
Por ello es que para celebrar estos 3000 días y a pesar de que la última vomitada de Musse que tengo registrada fue en mayo de 2011, he decidido poner aquí mi autorretrato con un gato en la, ahora sí, cabeza:
Atentamente:
A.T.
El loco del gato.