
La idea era ir a
la reunión que había organizado Adán Lerma, autor del blog Espejo Escéptico,como parte del
reto 10:23, suerte de manifestación mundial para demostrar de forma práctica y un tanto jocosa, que la homeopatía es una estafa. Como no me fue posible asistir, decidí hacerlo por mi cuenta. Total, gracias a la magia de la red es posible dejar constancia del hecho aquí en el blog.
Para ello fui a la primera farmacia homeopática que encontré y pedí algo
para dormir. La vendedora me dio un bote de píldoras "
Kal-Fax", del
Laboratorio Millenium y fue a preguntarle a la "doctora" —que estaba en consulta y por tanto no me pudo brindar esa atención personalizada que tanto se presume—, la dosis adecuada y me la anotó en un papel.
Al tener el frasco en mis manos lo único que verifiqué fue que se tratara de un "medicamento homeopático" de verdad y no lo que se conoce como falsa homeopatía, remedios que a diferencia de los homeopáticos reales que han sido diluídos tanto que ya no tienen sustancia activa alguna, sólo se etiquetan como tales pero no han sido diluídos lo suficiente —si es que lo fueron—, de modo que es posible que esos sí tengan todavías sustancias activas.

Comprobado que el frasco sólo tenía
Valeriana officinalis,
Pasiflora incarnata,
Coffea cruda y
Gelsemium sempervirens diluídas 30c, lo pagué y me fui a mi casa bastante tranquilo. Esta tranquilidad se explica, no sólo porque como sé
qué es la homeopatía sino porque una dilución "30c" es el equivalente de tomar 1 gota de
la tintura madre y
diluirla en cien millones gotas de agua del tamaño de una galaxia —que curiosamente es, para estos orates, una de sus mezclas más potentes permitidas— , de modo que las probabilidades ya no digamos de intoxicación sino de encontrar una sola molécula de ellas en los chochos era, para fines prácticos, mucho menor a que en este momento entrara volando por la rendija de mi ventana el boleto premiado de la lotería... de China.
Una vez ahí revisé la dosis recomendada por la "doctora" y pude ver que no concordaba con la que viene impresa en la etiqueta. Menciono esto no porque sea importante —
que estamos hablando de homeopatía, vamos— sino simplemente para dejar constancia de ello.
Ya con mis píldoras mágicas y un vaso de Coca-Cola para pasármelas, me dispuse a suicidarme. He aquí el registro de tan triste acontecimiento:
Esto fue como la 1:00 PM*; son casi las 7:PM y mire usted, no hay señales de... nada. No es que sea para sorprenderse, a fin de cuentas me tomé una sobredosis de azucar y... nada. Porque recuerde,
la homeopatía está hecha con nada.
Aunque
haya quienes todavía no se enteran.
A.T.
__
*
Me equivoqué en mi cálculo, no me tomé 100 chochos sino 64. Como sea, creo que sigue siendo una buena sobredosis, ¿no?