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sábado, 27 de julio de 2013

Gary Bolton, fabricante del GT200, ¡culpable!

Con el antecedente de Simon Sherrard, cuyos abogados se las arreglaron para convencer al jurado de que él no sabía que su particular "detector molecular", el Alpha 6 no servía y que todo lo que había hecho había sido de buena fe, y vista la táctica de la defensa de Gary Bolton, que sin duda consistió en tratar de hacer lo mismo, como lo evidencia el haber llamado como testigos a un par de zahoríes, uno de los cuales presume y así lo dijo en el juicio, haber encontrado con sus varitas de zahorí evidencia de un aterrizaje de una nave tripulada por extraterrestres (en su palabras, de Galactic Intelligent Life-Forms), era para ponerse a temblar.

Temíamos lo peor, pero por fortuna no fue el caso ya que después de tres días de deliberación el jurado encontró a Gary Boltón culpable de dos cargos de fraude. En este reportaje de Laura Castellanos en El Universal puede leer más al respecto. Yo le dejo aquí el resumen tomado de  Court News UK:


BOLTON: Defraudador enfrenta prisión por fraude de detectores de bombas

Ashford, Chatham, Kent

Un deshonesto hombre de negocios que involucró a diplomáticos británicos y oficiales del Ejército para ayudarle a vender falsos "detectores de bombas" a fuerzas de seguridad alrededor del mundo, se enfrenta hoy a varios años ade cárcel.

Gary Bolton, 47, hizo millones alegando que sus dispositivos GT200 y "Mole" podían hallar explosivos, drogas, dinero, tabaco y hasta seres humanos a distancias mayores a 4.8 kilómetros.

Pero en realidad el detector tuvo su origen en un detector de pelotas de golf de juguete y no era otra cosa sino una antena telescópica montada en una caja de plástico.

Bolton impresionaba a los oficiales y clientes potenciales con excéntricas teorías científicas para conseguir apoyo para sus negocios.


Imagínese, si con Jim McCormick, el fabricante del ADE651 ya condenado a 10 años de prisión por fraude, todavía hay tarugos —te estoy viendo a ti, Mario Anguiano Moreno, y a tus lameculos genéricos— que se niegan a aceptar que les vieron la cara de ídem, ¿quién sería el guapo que podría hacerles entender a nuestras brillantes autoridades —sí, esas que en todos estos años  nunca se dieron cuenta o quisieron admitir que el GT200 era una peligrosa farsa—, que aunque Bolton hubiera sido declarado inocente, ello no significaría de ninguna manera que su fabuloso detector molecular funcionaba?

Ni Hércules, pues.

Ahora, hay que ver cuál será la reacción de las autoridades, si es que la hay, claro. No sería difícil que, como el mencionado Mario Anguiano Moreno, deslumbradoas por sus aparentes éxitos decidieran seguir usando el aparato, quizá de manera algo más discreta. O tal vez, como suele suceder, simplemente se harán tontos un rato, confiando en que en un par de semanas se olvide todo esto.

Ojalá me equivoque, pero, ¿esperar que se abra una investigación para ver quiénes son los culpables de esta vergüenza? No sé usted, pero yo lo dudo mucho.

Ni que estuviéramos en Tailandia.

A.T.

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