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martes, 9 de agosto de 2011

Ricardo Sheffield quiere un detector molecular

Los sospechosos habituales recordarán que el gobierno del estado de Guanajuato ha comprado al menos cinco varitas mágicas para la Secretaría de Seguridad Pública del Estado. Ahora, gracias a este boletín del gobierno de León, me entero que Ricardo Sheffield, presidente municipal de la ciudad, quiere su propio "detector molecular", que es como suelen llamarle a estas glorificadas varitas de zahorí, para la policía local. Vea a Sheffield haciendo gala de su ignorancia, repitiendo cual perico algunas de las fantásticas afirmaciones de los embusteros que venden el GT200:




"Queremos comprar un detector molecular que hasta ahora hemos estado utilizando los del Ejército con apoyo de ellos y, el de el Gobierno de Estado, el de la Secretaría de Seguridad.

Pero queremos, por el tamaño de la ciudad, tener nuestro propio equipo detector molecular con el personal capacitado, porque debe de adquirirse el equipo junto con la capacitación especializada que lleva, este aparato nos ha permitido en muchas ocasiones resolver problemas de seguridad, porque detecta explosivos y drogas a distancia sin necesidad de hacer una visita física en un domicilio".



Si usted sabe cómo o tiene los medios de comunicarse con él, adviértale —si gusta claro, que tampoco es a fuerzas— que aún está a tiempo de evitar tirar los fondos de la ciudad en cajitas de plástico huecas con las que, además de evidenciar su analfabetismo científico, pondrá en riesgo la vida y las garantías individuales de los Leoneses cuando se busquen explosivos y se justifiquen allanamientos con este artilugio inútil que lo único que hace es girar su antena en la dirección en la que mueva la mano quien lo empuña, esté consciente o no de tal movimiento.

Personalmente estoy seguro de que tal advertencia —de haberla— serviría para nada. Algo debe tener el agua de Guanajuato pues por alguna razón parece haberlos impermeabilizados al raciocinio. Tan es así que que la Secretaria de Seguridad Pública estatal ya hasta desbandó su equipo de perros detectores para sólo utilizar sus GT200 en la búsqueda de drogas y explosivos, con lo cual este estado se ha convertido, al menos hasta ahora, en el que ha cometido la burrada más grande relacionada con estos aparatejos. Recuerde usted que los estafadores que venden estos juguetes, conscientes de su incapacidad real de detección, indican que el GT200 y similares deben ser siempre una herramienta de primera aproximación, para después buscar con métodos tradicionales. Como los perros, por ejemplo.

Creo pues, que desde ya podemos añadir a León como una más de las víctimas del GT200 en México.

¿O cree usted que Ricardo Sheffield nos sorprenda?

A.T.

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