Contrario a lo que la mayoría de los medios de comunicación, con —por supuesto— la televisión a la cabeza, que lo han estado repitiendo con insistencia con la intención obvia de generar animadversión en su contra en la gente que tiene la desgracia de informarse con ellos, los compañeros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación no son ningunos vándalos violentos. El miércoles pasado fue la "Megamarcha de maestros de la CNTE", tuve la oportunidad de asistir para mostrar mi apoyo ya que, como mencioné al vuelo en la entrada anterior, me parece que tienen razones de peso para protestar.
Sí, las marchas y bloqueos siempre generan molestias e inconvenientes. Las mismas molestias e inconvenientes que se sufren cuando hay competencias deportivas, ferias callejeras, procesiones religiosas y en fin, cualquier actividad que se desarrolle en la vía pública. Pero a diferencia de éstas últimas y esto debería ser obvio para alguien con más de dos neuronas, estas protestas no se hacen por mero gusto. No, los maestros no acampan en la plancha del Zócalo porque haya ahí una feria popular, ni marchan por kilómetros para hacer ejercicio o ganarse el cielo.
Las molestias que tenemos que soportar son nada comparado con lo que ellos están pasando y por eso, no sé usted, pero a mí se me cae la cara de vergüenza cada vez que escucho o leo en Internet a los desclasados quejicas llorando porque sufren terriblemente. Por mi parte, considero que esto es un pequeño pago por la lección de dignidad que los maestros —como tantos otros antes— están dando.
Para que conozca algo más de esos "violentos vándalos", le dejo en Flickr algunas fotos de ese día.
Ah, por cierto, le recomiendo que no deje de leer lo que escribió Tryno: "A favor de los profesores, a favor de la desobediencia civil".
A.T.
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P.D. Nos vemos el domingo en el Zócalo.
